Se dice que en la época prehispánica cuando uno trataba bien a su perro (Xoloitzcuintle) él te ayudaba a cruzar un enorme y caudaloso río para llegar al Mictlán, y no lo hacía cuando lo maltratabas o no lo cuidabas, dejándote a la orilla del río, perdido en el primer nivel.
Nuestra ilustración hace referencia a esta creencia, que bien puede aplicarse a cualquier otra mascota y compañero de vida. Debemos amarlos, cuidarlos y darles todo el cariño ya que además de su entrega y afecto que nos brindan en vida, sin esperar nada a cambio, nos acompañarán cuando abandonemos este plano terrenal.
Y así es como nace nuestra frase “Que bueno fue amarnos en vida y que en la muerte seas mi guía”.

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Sabias que… la historia cuenta que si el Xoloitzcuincle era de color negro, no podría llevar a las almas del otro lado del río, pues su color indica que él ya se había sumergido en el río y habría guiado suficientes almas a su destino.