Alguien vino a buscarlo. Alto, con una sonrisa ligera y un andar que emanaba un extaña calma. El gato, sin temor, pero con cautela, se acercó. Su instinto le decía quién era, lo sentía en los huesos, en el silencio. Pero como todo felino prudente y observador, necesitaba confirmarlo.
-Soy la Muerte- dijo la figura con voz serena. -He venido por ti, es hora de dejar este plano- .
-¿Plano?- preguntó el gato, ladeando la cabeza.
-Sí. La Tierra. Lo que conoces, y a quienes amas.
El gato voltéo hacia su cama, su hogar y reflexionando preguntó; -Entiendo...entonces ¿Alguién me querrá? ¿Alguien me cuidará? ¿A dónde me llevas? Mi instinto no sabe responder a eso-.
-Tu instinto no te da todas las respuestas. Lo que viene no se parece a nada de lo que has visto. Pero esto sí puedo decirte:
“A tí te llevaré a las estrellas.”
-Mira hacia arriba... ¿ves esas luces que titilan en la oscuridad?
-Sí... las veo. Son hermosas-.
-Lo son. Y ahora, tú serás parte de ellas-.
-Tu vida aquí fue luminosa; tocaste corazones, diste alegría, diste luz donde antes no había-.
-Ahora, seguirás brillando y siendo guía… pero desde el cielo-.